lunes, 11 de enero de 2010

Ilusiones ópticas de los jueces de silla en tenis


Una nueva investigación, dirigida por David Whitney, profesor del Centro para la Mente y el Cerebro, y del Departamento de Psicología, en la Universidad de California en Davis, demuestra que los árbitros profesionales de tenis son vulnerables a cierta ilusión óptica cuando ven rebotar las pelotas en una línea o cerca de ella. El error de percepción, pese a ser común en el sistema visual, raramente se ha documentado en los deportes.

El error se produce porque la percepción de nuestro cerebro se retrasa unos milisegundos con respecto a la realidad. Mientras el cerebro está procesando la imagen de un objeto que se mueve, recibida de sus ojos, el objeto ya ha continuado su movimiento. Para compensar este efecto, el cerebro hace sus estimaciones sobre dónde debe ir luego el objeto, basándose en su velocidad y en la dirección de su trayectoria. La mayoría de las veces esas suposiciones dan buenos resultados, pero si el objeto se está moviendo muy rápido y experimenta cambios súbitos de dirección, como una pelota de tenis que rebota, las suposiciones pueden conducir a valoraciones equivocadas.

Whitney y su equipo repasaron un conjunto aleatorio de 4.457 puntos del torneo de Wimbledon del 2007. En todos los casos se grabó cuando la pelota de tenis aterrizó cerca o sobre la línea, y tres observadores especializados observaron cada jugada individualmente. También examinaron las repeticiones instantáneas.

Whitney esperaba que los árbitros vieran el rebote de las pelotas en la dirección de su movimiento original, lo que haría que vieran más pelotas aterrizando fuera de la línea. La hipótesis ha resultado ser cierta. El 84 por ciento de los 83 juicios incorrectos observados se debió a errores en los que la pelota fue declarada "fuera" cuando realmente estaba dentro.

domingo, 10 de enero de 2010

10 consejos psicológicos para el tenis

1.Intentar no pensar en cosas que nada tienen que ver con el tenis: marcador, pasado (mi rival siempre me gana / siempre gano a este rival, aquella bola era buena y me la ha cantado fuera, etc…), futuro (5-3 a favor / en contra, este set ya lo he ganado / perdido, …). El marcador también puede hacernos perder la concentración. La cuestión es que ninguna de estas cosas nos ayudan a jugar a tenis, puesto que no nos indican ni la posición en pista, ni el gesto técnico ni la estrategia frente al rival. Estos pensamientos suelen aparecer en los momentos de pausa entre punto y punto e incluso entre juego y juego.

2.Durante el juego, no se debe pensar ni analizar nada, simplemente se debe jugar a tenis. El análisis se debe realizar durante las pausas entre puntos o entre juegos, a poder ser acompañando dicho análisis con algún tipo de ritual conductual (ej: jugar con las cuerdas de la raqueta mientras las estamos mirando) para poder automatizar esta conducta. Durante el juego, simplemente se debe ejecutar la intención, sin tiempo de analizar.


3.La concentración enfocada hacia la pelota: especialmente en el momento del impacto, puesto que de este impacto depende la trayectoria de la misma y, si no focalizamos la atención hacia la bola, podemos fallar por muy preparada que tuviéramos la estrategia.

4.Reforzarnos ante los éxitos: es decir, cuando se realiza un buen golpe debemos reconocerlo como tal, mediante lo que se conoce como un refuerzo verbal (ej: ¡Vamosssss!). Cuando el resultado de una conducta es reforzado positivamente (entendiendo el refuerzo positivo como un premio), aumenta la probabilidad de repetir esta conducta.

5.Aprender de los errores: si ante un error golpeamos la raqueta contra el suelo o nos maldecimos, lo único que podemos conseguir es descentrarnos y sobrepasar el nivel idóneo de activación. Si, por el contrario, al cometer un error (ej: pelota a la red) analizamos el porqué y visualizamos (o gestualizamos) cuál debería haber sido el golpe para no fallar (ej: abriendo más las cuerdas), entonces el error se convierte en una fuente de aprendizaje que nos ayudará a evitar este error, y de esta forma le sacamos provecho al error.

6.Marcarse objetivos: una de las estrategias para alcanzar el flujo (estado de concentración estrecho hacia los estímulos importantes del juego) es marcarse objetivos, como por ejemplo intentar tres primeros saques seguidos, o devolver tres restos de primer saque, concentrándose para alcanzar este objetivo.

7.Autodiálogo positivo: hablarse positivamente entre punto y punto es una buena estrategia para autorregularse, reforzarse o planificar. Un punto clave es evitar a toda costa las autocríticas. También es esencial usar palabras o frases de autorrefuerzo como clave para obtener impulso adicional.

8.Inducir el buen humor: si estamos de buen humor disfrutaremos con el juego, nuestro autodiálogo será más positivo y no reaccionaremos agresivamente ante los errores. Para ello sugiero que forcéis una mueca de sonrisa, puesto que la configuración muscular que requiere la mueca de sonrisa hace que el cerebro la identifique como positiva y se encarga de segregar en la sangre sustancias de acorde con la emoción. (W. James se pregunto: ¿Lloramos porque estamos tristes o estamos tristes porque lloramos?)

9.Control del estado de activación: todos tenemos un punto de activación ideal, no es el mismo para todas las personas, pero suele ser constante para una misma persona. Si estamos demasiado acelerados, nos podemos bloquear y jugar con miedo; para ello sería preciso un autodiálogo de calma y sobre todo una respiración de relajación (aspirar lentamente, sostener unos segundos el aire y expirar lentamente). Si estamos cortos de activación, podemos sentir pereza, pocas ganas de jugar, etc…Entonces necesitamos aumentar la activación, ya sea realizando un buen calentamiento para aumentar la tasa cardiaca y apretando los dientes como cuando nos enojamos, para que el cerebro identifique la situación muscular como enojo y de la orden de segregar sustancias energéticas en la sangre para afrontar el enojo (ej: adrenalina).

10.Es muy importante no definir un partido de tenis como un problema, sino que cualquier competición debe ser conceptualizada como un desafío, para, de esta forma, disfrutar del proceso (el juego en sí) por encima del resultado (pensamiento en futuro).